Eric Sherman

Historia: "Me diagnosticaron una fisura anal hace 9 años y hace poco empecé a tener síntomas similares. Como tenía 47 años, mi médico de cabecera no parecía muy preocupado y me preguntó si quería hacerme una colonoscopia.

"Llevaba varios meses con síntomas intermitentes, por lo que me preocupé y decidí someterme a la intervención como base para identificar el problema y, si era posible, solucionarlo durante el examen.

"Después de mi colonoscopia, estaba esperando en la sala de recuperación de pacientes. Esperaba que el médico encontrara otra fisura, o tal vez una hemorroide. Me quedé en estado de shock cuando el médico me informó de que había descubierto un tumor en la parte superior del recto y que estaba 95% seguro de que era maligno.

"En ese momento no podía ni pensar, todo parecía haberse detenido y estaba entumecida.

"Esto no puede estar bien, debe haber algún error, esto no puede estar pasándome a mí" fueron algunos de los pensamientos que tuve tras oír al médico hablarme del tumor. No tengo antecedentes familiares y tengo menos de 50 años.

"Me remitieron a un cirujano colorrectal y, tras realizarme un TAC y una resonancia magnética, se determinó que mi tumor era un adenocarcinoma en estadio 1B y que no se había extendido a ningún otro órgano. Durante la operación, el cirujano me extirpó unos treinta centímetros de colon y la mitad superior del recto, y en las pruebas postoperatorias no se detectó diseminación del cáncer en ninguno de los 22 ganglios linfáticos extirpados.

"Me recomendaron que hiciera un seguimiento con un oncólogo, y él determinó que no había necesidad de quimio ni radioterapia. Me considero muy afortunada por haber detectado el cáncer tan pronto y por haber presionado a mi médico para que me hiciera pruebas."

Consejos: "Tú eres quien mejor conoce tu cuerpo. Si algo ha cambiado en tu rutina de comer, dormir o ir al baño, no lo dudes, haz que te lo miren."