Jenna Steele

Mi historia: Mi historia comenzó en septiembre de 2019. Con solo 32 años y cuatro hijos pequeños, había acudido a mi médico de atención primaria por síntomas continuos: sangre en las heces, fiebre de bajo grado, cambio en los hábitos intestinales, dolor lumbar y dificultad para respirar. Me había hecho todas las pruebas posibles hasta que lo único que me quedaba era la colonoscopia. La mañana de la colonoscopia también tenía programada una resonancia magnética, así que fui primero. Mientras esperaba para volver a la colonoscopia, llegaron los resultados de la resonancia, así que ya sabía que tenía manchas en el hígado.

Volví para que me hicieran la colonoscopia y el médico me dijo que cuando terminara hablaría con mi marido y pasaría al siguiente paciente. En lugar de eso, me desperté y la enfermera me dijo que el médico volvería para revisar los resultados. Yo ya sabía que era una mala señal, puesto que él había dejado claro que no volvía a ver al paciente después de una colonoscopia, así que me dediqué a charlar con las enfermeras hasta que el médico volvió para darme las malas noticias. No tenía los resultados oficiales de la biopsia, pero lo sabía y, dadas las manchas de mi hígado, era seguro suponer que se trataba de un estadio IV.

A los 32 años me diagnosticaron un cáncer colorrectal en estadio IV. El estadio IV significaba que tenía el tipo que se había extendido al hígado. Significaba que un tumor del tamaño de una pelota de softball estaba en el lóbulo izquierdo de mi hígado y cuatro tumores más pequeños en el lóbulo derecho de mi hígado. Empecé el tratamiento en octubre de 2019. El cáncer de colon desapareció con el tratamiento de quimioterapia al igual que un pequeño tumor. El cáncer en el hígado sigue ahí. Me sometí a cirugía para extirpar el tumor más grande. Quedan tres tumores pequeños en mi hígado.

Consejos: Hágala Las colonoscopias no son divertidas, pero pueden salvarte la vida. Cuanto más espere, peor será.

Sé positivo Una actitud positiva marca la diferencia.