Lisa Johnson

Historia: "Llevaba unos meses sufriendo hinchazón abdominal, estreñimiento y, de vez en cuando, sangre en las heces. Cuando llegó el momento de hacerme la prueba anual de Papanicolaou, decidí comentárselo al médico durante el examen.

"Me dijo: '¡Oh, tienes 25 años! Prueba a echarte Miralax en el café de la mañana y te irá bien. En el peor de los casos, tendrás que cortarte las hemorroides'.

"Cuatro meses después, desarrollé mi síntoma final-un dolor agudo y punzante en la nalga izquierda. Inmediatamente pedí cita con un cirujano gastrointestinal local por lo que supuse que eran hemorroides internas.

"Nada más conocer al Dr. Burns me di cuenta de que era diferente: me creía de verdad. Segundos después de un examen digital dejó de hablar a media frase. Sabía que no era bueno. Miré a mi madre que me cogía de la mano y tenía los ojos cerrados. Ella también lo sabía.

"Al terminar el examen, fue completamente sincero conmigo. Me dijo que quería hacerme una colonoscopia lo antes posible y que notaba una gran masa en el lado derecho del recto: sí, justo donde me dolía la nalga. Hizo entrar a mi marido, Chad, en la habitación con mi madre y conmigo y continuó explicándonos que se trataba de mucho más que hemorroides internas, y que quería prepararnos para un posible diagnóstico de cáncer.

"Sé que tienes 26 años, eres demasiado joven, pero creo que es aquí donde vamos a encontrarnos. Estamos juntos en esto". Tenía razón, en todos los sentidos. Tres días después me hicieron la colonoscopia. Tres días después tuve mi diagnóstico, y el Dr. Burns estuvo a mi lado todo el tiempo".

Consejos: "Una visita al médico, una colonoscopia y cualquier cosa intermedia es mucho más atractiva y fácil de sobrellevar que tener que luchar como un demonio por tu vida tras un diagnóstico de cáncer colorrectal de aparición temprana. Incluso después de "sobrevivir" a esta bestia, lucho contra lo que yo llamo "remissues" (remisión + problemas) todos los días de mi vida. Ya sea dolor crónico, quimiocerebro, ansiedad, depresión o culpa del superviviente. Mi diagnóstico y mi batalla me afectarán cada día del resto de mi vida".