Sally Wojcik

Historia: "El 14 de marzo de 2016 es un día que nunca podré olvidar porque cambió el curso de mi vida para siempre. Ese fue el día en que me diagnosticaron cáncer de colon en estadio IV con metástasis en el hígado. Mi vida antes de ese día era muy corriente, tenía 49 años, trabajaba duro como enfermera escolar y cuidaba de mi casa, mi marido y mis tres hijos. Llevaba una vida muy activa, hacía ejercicio, comía bien y estaba en forma, delgada y sana. O eso creía yo.

"Una mañana noté una pequeña cantidad de sangre en el papel higiénico. Definitivamente nada importante y por lo que la gente habla de las hemorroides esto parecía nada. Ocurrió de forma intermitente durante varios meses. Finalmente, tenía una cita con mi médico de cabecera para que me tomara la tensión y, de pasada, le mencioné este síntoma. Gracias a Dios que me tomó en serio. Me remitió a un gastroenterólogo para que me hiciera una colonoscopia. El gastroenterólogo dijo que todos mis análisis de sangre eran normales y que no había nada de qué preocuparse. Me desperté de la colonoscopia con mi marido y mi médico a mi lado y una foto de un tumor de 4 cm en el colon sigmoide. La tomografía computarizada que me hicieron ese mismo día reveló cuatro pequeños tumores en el hígado.

"Todavía hoy escribo esto y me resulta verdaderamente increíble. Conocí a mi marido cuando teníamos dieciséis años. El año que me diagnosticaron nunca le había visto llorar tanto. Decírselo a nuestros hijos fue una de las cosas más difíciles que he tenido que hacer nunca.

"Los primeros días que siguieron son un borrón. Me sometieron a nueve intervenciones y vi a cinco médicos en quince días. El 30 de marzo, la víspera de mi 50 cumpleaños, empecé la quimioterapia. Me sometieron a seis ciclos antes de operarme para extirparme el 68% del hígado y la parte enferma del colon. Hubo dos ganglios linfáticos positivos y ocho rondas más de quimioterapia. Ahora tengo una ileostomía en asa. Ahora me estoy preparando para mi segunda operación para revertirla la semana que viene".

Consejos: "He aprendido lo que es realmente importante en la vida. La mayoría de las cosas que me apresuraba a hacer cada día carecen de sentido. Ahora saboreo cada día. Nadie tiene garantizado el mañana. Todos tenemos que hacer que cada día cuente. Ya no me preocupo por las cosas pequeñas. El cáncer me ha acercado más a mi marido, mis hijos, mi familia, mis amigos y Dios. Creo que es importante confiar en los médicos y participar activamente en el tratamiento. No tengas miedo de hacer preguntas e informarte. Rodéate de gente positiva y cariñosa. He recibido cientos de tarjetas en los últimos once meses. Las tengo todas colgadas en la pared. Cuando necesito un estímulo, las releo".